La sexualidad humana es una realidad compleja y diversa que se expresa de múltiples formas a lo largo de la vida. Sin embargo, muchas veces se asume que la única forma válida y natural de vivir la sexualidad es la que se basa en la heterosexualidad y el coito.
Esta visión, llamada heteronormatividad y coitocentrismo, invisibiliza y discrimina a las personas que tienen otras orientaciones sexuales, identidades de género y prácticas eróticas que no se ajustan a la norma social. En este artículo, quiero hablarte de las relaciones no heteronormativas y coitocéntricas.
¿Qué son las relaciones no heteronormativas?
Las relaciones no heteronormativas son aquellas que no se basan en la heterosexualidad como la única forma válida y natural de expresar la sexualidad.
Estas relaciones pueden incluir a personas que tienen otras orientaciones sexuales, identidades de género y prácticas eróticas que no se ajustan a la norma social que privilegia el coito entre personas de sexo opuesto.
Algunos ejemplos de relaciones no heteronormativas son las relaciones entre personas lesbianas, gays, bisexuales, trans*, intersex, queer, asexuales, pansexuales, poliamorosas, etc.
Tanto las relaciones heteronormativas como las no heteronormativas se enfrentan a un mito generalizado: que sin penetración no hay paraíso. Es lo que se conoce como coitocentrismo y puede crear problemas de salud mental y de pareja.
Coitocentrismo: la falsa creencia de que sin coito no hay paraíso
El coitocentrismo es la tendencia cultural a creer que el coito o la penetración es la práctica sexual más importante y la única que garantiza el placer y la satisfacción. Esta idea puede limitar la diversidad y la creatividad de las expresiones sexuales, así como generar frustración, ansiedad o culpa en las personas que no disfrutan o no pueden realizar el coito.
Se considera una de las características de la sexualidad hegemónica y normativa, que privilegia el sexo reproductivo, genital, monógamo, heterosexual y por amor.
Por otro lado, puede tener un impacto negativo en la salud mental de las personas, tanto a nivel individual como relacional. Algunas de las consecuencias que puede provocar el coitocentrismo son:
- Ansiedad y estrés: la idea de que la penetración es la única forma de sexo puede generar una presión excesiva por cumplir con las expectativas sociales y personales sobre el coito, lo que puede provocar ansiedad y estrés antes, durante o después de la relación sexual. También puede afectar al deseo, la excitación, el placer y el orgasmo, así como a la autoestima y la confianza de las personas.
- Frustración y culpa en personas que no disfrutan o no pueden realizar el coito, ya sea por motivos físicos, psicológicos o emocionales. Esto puede hacer que se sientan inferiores o diferentes, y que se aíslen o eviten las relaciones sexuales.
- Insatisfacción y conflicto en las relaciones de pareja, ya que puede haber una falta de comunicación, de comprensión y de respeto sobre las preferencias y necesidades sexuales de cada uno. Esto puede afectar a la calidad y la estabilidad de la relación, así como al bienestar y la felicidad de las personas.
Junto con el falocentrismo y la heteronormatividad es una de las creencias que debemos modificar con una adecuada educación sexual.
Despídete del coitocentrismo
Para evitar o superar estas consecuencias, es importante cuestionar y derribar el coitocentrismo, y adoptar una visión más amplia y positiva de la sexualidad. Algunas de las estrategias que pueden ayudar son:
- Informarse y educarse: Es fundamental tener una información veraz y actualizada sobre la sexualidad humana, así como una educación sexual integral, crítica y diversa, que promueva el conocimiento, el respeto y el disfrute de la propia sexualidad y la de los demás.
- Comunicarse y negociar: Es esencial tener una comunicación abierta, honesta y respetuosa con la pareja o las personas con las que se mantienen relaciones sexuales, expresando los deseos, las expectativas, los límites y los acuerdos sobre las prácticas sexuales que se quieren realizar.
- Explorar y experimentar: Es beneficioso explorar y experimentar con otras formas de vivir y disfrutar la sexualidad más allá del coito, como por ejemplo: el sexo oral, el sexo anal, la masturbación, el sexo tántrico, el BDSM, etc. Estas prácticas pueden aportar placer, diversión, creatividad e intimidad a las relaciones sexuales.
En resumen, es necesario abordar la heteronormatividad y el coitocentrismo para lograr una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad. Esto se puede lograr a través de la educación, el diálogo y la concientización sobre la diversidad sexual y de género.
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